Bienvenidx al newsletter en donde conversamos sobre abordaje de la conducta alimentaria y recuperación de desórdenes y trastornos alimentarios, desde un enfoque neutral en el peso y con perspectiva de género.
Antes de adentrarnos en el tema de hoy, una aclaración importante y un disclaimer: Estos artículos tienen únicamente fines informativos y educativos. No reemplazan el asesoramiento individual de ningún profesional de la salud (nutricional, médico, psicológico, psiquiátrico) y no constituyen una relación profesional-paciente.
Hoy vamos a adentrarnos en un signo que es, en realidad, factor de mantenimiento del TCA: el chequeo corporal.
El body checking se puede definir, en su forma más simple, como la necesidad de examinar compulsivamente la forma corporal, el peso y/o las diferentes partes del cuerpo. No estamos hablando de mirarnos al espejo de vez en cuando, sino de hacerlo de manera compulsiva y, hasta se podría decir, casi ilimitada. Hablamos de un hábito recurrente y obsesivo, generalmente centrado en partes específicas del cuerpo y que, no menor, tienen un impacto negativo en la salud mental (bueno, como todo TCA, en realidad).
Sabemos que este chequeo corporal cumple ciertas funciones en el corto plazo: da una sensación momentánea de control, de validez, un (falso) mecanismo de seguridad. También es una forma de calmar las sensaciones incómidas que aparecen ante un “mal día” (por ejemplo, de tener “un mal día con el cuerpo”).
Para muchas personas, el chequeo corporal funciona como una forma de sentir control ante una vida que se siente caótica, incierta. O ante una forma de controlar o, mejor dicho, anular la experiencia de emociones y sensaciones muy difíciles de tolerar. Se suele encontrar algo de consuelo en este chequeo, o la sensación de que “todo está bien” o que, si no está bien, creemos saber “arreglarlo”.
Sin embargo, he aquí la paradoja: mientras más practicamos el chequeo corporal, más éste nos controla. Más unx se siente atrapadx en este mecanismo que afecta la vida y calidad de vida de la persona que lo padece. Y es así que, lejos de hacernos sentir mejor, el control corporal genera más ansiedad e insatisfacción. Es un círculo vicioso: puede que cuando te mirás, te sentís más ansiosx por tu apariencia y queres seguir chequeando. O bien, podes sentir un breve momento de alivio que se desvanece rápidamente y que abre las puertas para chequearte otra vez (para buscar, nuevamente, el alivio).
Como todo factor de mantenimiento del trastorno alimentario, es importante trabajar este aspecto. Claramente no es algo que se hace de la noche a la mañana, sino un proceso que se construye paso a paso. Por eso, es importante ser compasivxs con nosotrxs mismxs. Recordarse que unx es una persona con emociones y no una computadora o una inteligencia artificial que analiza friamente las situaciones de la vida sin que nada lo perturbe. Recordarse, una y otra vez, que se está atravesando por un proceso difícil, que la recuperación tiene sus subidas y sus bajadas…
Y taambién lo que siempre queremos recordarte es que el valor de nadie está definido por la apariencia. Que cada paso que das en el trabajo del chequeo corporal, es un paso que das hacia la aceptación de tu verdadero yo, hacia la aceptación y descubrimiento de esa persona única e irrepetible que sos en esencia.
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Gracias por regalarnos tu tiempo y llegar hasta acá en la lectura.
Nos encontramos, como siempre, el martes que viene.
Que tengas una linda semana,
Agus y Ana
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